Conectados y enredados

Identidad virtual puede definirse como las características y comportamientos que las personas manifiestan cuando usan las TIC´s
Identidad virtual puede definirse como las características y comportamientos que las personas manifiestan cuando usan las TIC´s

La identidad virtual. ¿Quiénes somos en Internet?

María del Socorro Castañeda Diaz *

Hace ya algunos años que mis inquietudes académicas están enfocadas en la manera en que Internet influye en la sociedad y la cultura, y debo decir que, entre los múltiples temas de los que he observado, uno causa particular interés e incluso es motivo de controversia en cualquiera de los ámbitos que se aborda. Se trata de la identidad virtual, que si bien puede definirse como “las características y comportamientos que las personas manifiestan cuando usan las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como instrumento para relacionarse con alguien más, ya sean en redes sociales, en chats, blogs, etc.” (Castañeda, 2018)[1] es un término que hace referencia a algo mucho más complejo, particularmente en un momento en que la vida en la red no solamente se ha popularizado, sino que en algunas circunstancias parece ser parte fundamental de la vida “analógica”, idea que me parece conveniente utilizar para nombrar de alguna manera a la cotidianidad de las personas en el mundo físico.

¿Qué debemos entender por identidad virtual?

Es preciso reconocer que ya el término “identidad” es por sí solo complicado y difícil de delimitar. Desde su raíz etimológica, identitas, que significa “igual a uno mismo”, hasta las definiciones de sociólogos, antropólogos, geógrafos, historiadores, poli­tólogos, filósofos o psicólogos, el concepto tiene que ver, básicamente, con la propia idea de quiénes somos y la comprensión de nosotros mismos respecto a los demás. En otras palabras, nos identificamos a partir de nuestras características, pero las confrontamos con las de los otros, lo que implica que, al definir la propia identidad pasamos por un proceso constante de cambios y negociaciones, de acuerdos y desacuerdos con nosotros y con las demás personas.

Vale decir que los seres humanos fabricamos constantemente la propia identidad a partir de la pertenencia a una determinada cultura, misma que también va evolucionando. Ya el sociólogo Manuel Castells (2006)[2] afirmó que “la identidad es la construcción de sentido, atendiendo a uno o varios atributos culturales […] que se construye por el individuo y representa su autodefinición”.

Sin lugar a dudas, autodefinirse es una de las situaciones más complejas por las que atravesamos los seres humanos, porque implica, principalmente, confrontar la propia circunstancia con la de los otros. Y es justo ese proceso de autodefinición el que ahora parece ampliarse porque no solamente se trata de mirarnos y enfrentarnos a la realidad que tenemos cerca y que nos permite aceptar lo que somos y descartar lo que no somos.

Hoy en día, nuestra autodefinición también pasa por la realidad de la red de redes, lo que significa que en muchas ocasiones debemos adaptar una identidad ya definida quizá con mucho trabajo en el mundo offline a un entorno que trasciende las fronteras espaciales y temporales y que incluso nos exige modificaciones dedicadas específicamente a la vida online.

¿Te has preguntados quiénes somos en internet?

Y aquí es donde cabe la pregunta que tanto inquieta y es a veces motivo de polémica: ¿quiénes somos en Internet? Efectivamente es válido pensar que a partir de las reglas no escritas en la red de redes nos vemos obligados a transformarnos e incluso a “auto recrearnos” como una especie de producto que en cierta manera se promueve, sobre todo en las redes sociales.

En alguna ocasión una joven comunicóloga me confesó sin tapujos que Facebook es su espacio ideal para dar rienda suelta a la señora chismosa que lleva dentro, mientras que Instagram le permite dar a conocer su vena artística, al tiempo que Twitter le sirve para expresar su parte intelectual. Probablemente la explicación de esta joven al uso que da a las redes sociales se repite en muchas otras personas que a partir de que frecuentan los distintos espacios sociales de Internet, se van adaptando a las formas que el medio, con sus reglas no escritas, les exige.

Digamos que, al interactuar en la red, los usuarios sabemos que se esperan de nosotros gestos y acciones muy específicos, que tienen que ver con mostrar estados de ánimo, expresar opiniones sobre los contenidos que otros comparten y comportarnos de cierta forma al interactuar con la comunidad, pero, sobre todo, se pretende, aunque que esto no esté escrito en ninguna parte, que demos la mejor de nuestras caras, aunque corramos el riesgo de maquillar excesivamente la propia vida.

En busca de ser aceptados en internet

Claramente, de esto depende ser aceptados en la vida comunitaria de la red, donde la aspiración es darse a conocer al otro, mostrar una forma de ser, una identidad, que se pone a consideración de los demás individuos que están en el espacio digital.

Mucho se habla de que, sobre todo en las redes sociales de Internet, las personas se esmeran por mostrar una vida perfecta. Seamos sinceros: en algunos casos se raya en la exageración. Si cada uno de nosotros hiciera una revisión de los perfiles de los propios contactos, muy posiblemente se daría cuenta de que, desde las fotos de perfil llenas de filtros hasta los momentos memorables reflejados en los estados o las historias, hay a veces un exceso maquillaje en personalidades y hechos. En el proceso de integración voluntaria a la red de redes, en esta continua crea­ción de formas de ser a modo, los usuarios están continuamente en una sobreexposición de la propia identidad que, además, parece ser resultado de las exigencias actuales de una sociedad red que evidentemente no perdona fallas. Parecería que hay una presión para que, al estar ex­puestos a la vista de los otros, seleccionemos con mucho esmero la parte de la propia persona que mostramos, considerando que los demás se convierten en observa­dores y censores potenciales, lo que a su vez permite que en las redes sociales los otros ejerzan sobre nosotros un poder disciplinario que “tiene como función principal enderezar conductas” (García, 2002:75)[3].

No acatar las reglas de Internet puede convertir a los usuarios en víctimas de exclusión

Y es que en realidad, no acatar las reglas de Internet puede convertir a los usuarios en víctimas de exclusión, censura y hasta escarnio, por lo que parece preferible mostrar los aspectos de la vida real s a través de una identidad creada a modo para agradar a quienes frecuentan el medio digital, utilizando el lenguaje propio de éste, sometiéndonos voluntariamente a un “dispositivo disciplinario de las relaciones comunica­tivas” en el que estamos expuestos a un paradigma de exclusión social (Pakciarz, 2013: 17)[4].

Finalmente, lo que me gustaría dejar claro es que, pensándolo bien, por mucha imaginación y maquillaje que pongamos en la identidad virtual que exponemos cada día y por mucho que nos mostremos de forma diferente según la red social o el espacio digital en el que estemos interactuando, jamás será posible superar la barrera de lo que somos realmente. A reserva de iniciar una interesante polémica, me atrevería a decir que, en realidad, nadie puede adjudicarse en la propia identidad virtual características que no tiene, aunque sea en lo más profundo del inconsciente. ¿Ustedes qué piensan?

 

*Candidata a Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México

Correo electrónico: maria.castaneda.diaz@gmail.com

 

[1] Castañeda Díaz, María del Socorro. 2018. Adolescentes en la red social Facebook: identidad virtual y juegos del lenguaje. estudio de caso: México y Colombia. Tesis de Maestría. Facultad de Humanidades. Universidad Autónoma del Estado de México. Disponible en https://ri.uaemex.mx/handle/20.500.11799/94916

 

[2]

CASTELLS, Manuel, 2006, La era de la información, Vol. 1, Siglo XXI, México.  

[3]

GARCÍA Canal, María Inés, 2002, Foucalt y el poder, Universidad Autónoma Metro­politana.Xochimilco.

[4]

PAKCIARZ, Micaela y María Agustina Gómez, 2013, Las redes sociales desde una perspectiva estructuralista. Disponible en: http://fido.palermo.edu/servi­cios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_libro=457&id_ar­ticulo=9267

Sobre el Autor José Contreras

Viernes 19 de Abril del 2024 11:25 am