Introducción: Los efectos del COVID-19 sobre las zonas rurales de México fueron devastadores, porque la enfermedad encontró una población desatendida y poco visualizada en las políticas de desarrollo.
Mónica Elizama Ruiz Torres*
En diciembre de 2019, por primera vez la Organización Mundial de la Salud recibía noticias sobre una nueva infección que estaba afectando a la población en China. Esta infección ocasionada por un tipo de coronavirus (COVID-19) habría tomado importancia por los niveles alarmantes de propagación y la rápida evolución del paciente a gravedad.
En México, hasta el día de hoy se han reportado 7 millones 014 mil 510 casos positivos a COVID-19, con un total estimado de 343 mil 356 defunciones[1]; como consecuencia de esto el sector salud en nuestro país ha recibido fuertes críticas a nivel internacional porque era evidente que no estábamos preparados para enfrentar una situación de esta magnitud.
Panorama no muy alentador en el campo por COVID-19
Si al devastado sector salud se le suma una inminente recesión económica, motivada por la pandemia, las interrupciones en las cadenas de suministros, la invasión de Rusia a Ucrania, y la escasez de alimentos, el resultado es un panorama no muy alentador.
Las zonas rurales de México tradicionalmente han sido desatendidas y poco visualizadas en las políticas de desarrollo, y justo a raíz de las medidas implementadas por el gobierno federal para combatir la pandemia COVID-19, entre las que destacan: cierre físico de dependencias gubernamentales, inicio de los protocolos “quédate en casa” y “sana distancia”, reducción del 75 por ciento del presupuesto de las secretarias de gobierno, atención de programas y políticas públicas vía online y a través de TIC’s, etc.; éstas se han convertido en uno de los sectores más vulnerables del país.
Las zonas rurales de México con baja nutrición y enfermedades crónicas sin control
La propagación de la enfermedad fue devastadora para algunas zonas rurales de nuestro país, pues el virus se encontró con escenarios con poca o nula atención médica, baja nutrición de los habitantes, enfermedades crónicas sin control aparente, acceso limitado a servicios públicos básicos y de educación a consecuencia de las brechas digitales notorias.
En conclusión, el COVID-19 ha amenazado directamente los modos de vida rurales en nuestro país, hoy en día tenemos productores del sector agrícola y pecuario que están sufriendo las consecuencias de no haber sido atendidos a tiempo en alguna clínica, de no tener una computadora u otro artefacto para conectarse con los programas vigentes de desarrollo, de la falta de inversión de capital y del alza de precios de los insumos agropecuarios.
¿Qué necesitan las zonas rurales para superar los efectos de la pandemia?
La mitigación de los efectos nocivos de esta pandemia, por lo menos en el sector rural, implica bajo mi perspectiva, prestar apoyo directo a los pequeños productores, pues cerca del 20 por ciento de las familias mexicanas habitan en el campo y de ellos depende el suministro de alimentos locales y regionales.
*Doctora en Ciencias Agropecuarias y Recursos Naturales
Correo electrónico: monica.ruiz.torres24@gmail.com
[1] Gobierno de México. Estadísticas generales de COVID-19. Disponible en: https://datos.covid-19.conacyt.mx