Agencia MVT / Filiberto Ramos
ZINACANTEPEC, México, 26 de Mayo del 2017.- Desde el lunes pasado 22 de mayo el luto se ventiló en Santa María del Monte, las casas vistieron moños negros y entre los escombros de la explosión se dejaron sentir rezos.
El día de la tragedia se confirmó la muerte de una pareja, identificados como Patricia e Isidro, los padres de Alan, un niño de 11 años de edad, que ese día fue trasladado con un helicóptero del grupo Relámpagos hasta un hospital de Toluca, donde, de acuerdo con fuentes consultadas, falleció horas más tarde derivado de las graves quemaduras que presentaba. La tragedia aumentó.
Desde el martes, un día previo al entierro, en un terreno aledaño a la casa de los Poblano Cantica, ubicada en Barrio México, comenzaron a llegar habitantes de los otros barrios, como del Cóporo, de donde era originaria Patricia, y de pueblos aledaños, con ramos de flores, velas y ayuda en especie para los niños que sobrevivieron.
Se instaló una carpa y se entonó música de norteños que no dejaron de tocar hasta el día siguiente después del sepelio.
El predio aledaño se llenó, lo mismo que las calles que debía recorres el cortejo fúnebre para ser velados y luego enterrados los cuerpos.
Las coronas de flores invadieron con su colorido, un contraste entre los rostros largos y de asombro por lo ocurrido aquel lunes.
En el lugar se vieron rostros afligidos, ojos llenos de lágrimas y rezos de amigos, familiares y vecinos para despedir a la familia.
La hora marcada de llevarlos hasta el panteón conocido como “El Llano” fue a las 14:00 del miércoles pasado, acompañado el cortejo del grupo norteño que tocó Ángel Mío y la Cruz de Olvido.
Ahí fue la última despedida, de esta tragedia que alborotó a todo un pueblo y aún lo mantiene en luto y alerta.
Hasta el momento, no hay una versión oficial de lo ocurrido o causas directas, si el taller contaba o no con los permisos requeridos.