Agencia MVT / Staff
ATLACOMULCO, México, 23 de Octubre.- Entre el año 2007 y el 2016 han sido localizadas tres osamentas de Mamut en el área de Cuendó, en el municipio de Atlacomulco, además de una de Capivara, una especie que anduvo por la faz de la tierra hace más de 30 mil años; sin embargo, no hay dinero para concluir la investigación que se requiere para exhibir talles hallazgos, los cuales podrían generar un gran atractivo turístico a la zona norte del Estado de México.
Silvia Murillo Rodríguez, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia Cuendó, aún sin que le paguen viáticos, trabaja desde el 2007, en el área donde fueron localizados los vestigios paleontológicos que, además de ser potencialmente un detonador turístico de gran relevancia, resultan fundamentales para conocer la evolución geográfica y climática del territorio mexiquense.
La investigadora explicó que existe mucho material paleontológico del Pleistoceno en el área de Atlacomulco, desafortunadamente la mayoría de los hallazgos han sido “accidentales”, por trascabos que realizaban obras, por lo que muchos de los restos sufrieron desgaste y destrucción.
“Estos hallazgos se hicieron en Cuendó y en San Lorenzo Tlacotepec, pero todo el Estado de México está lleno de material paleontológico o arqueológico, entierros, lo que pasa es que no se han escavado porque no hay recursos económicos para hacerlo”, indicó, y señaló que lamentablemente cada año se recortan los recursos para investigación del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Incluso señaló que hay personas que se dicen “curanderos”, que ellos sí caminan por la zona, localizan los restos de mamut, los extraen de forma improvisada, los muelen, y se los dan a las personas “que dizque para curar el susto”.
Afirmó que se trata de un grave desperdicio arqueológico, porque esas personas están poniendo en riesgo, o prácticamente acabando con un material altamente valioso para conocer el pasado de nuestra tierra, del Estado de México y del país en general.
Detalló que mediante la recuperación de este tipo de material paleontológico, es posible conocer el clima del pasado y la evolución que éste ha tenido en miles de año, y como ejemplo de ellos citó que la Capivara, de más de 30 mil años de antigüedad, era una especie de clima cálido, por lo que ahora se sabe que Atlacomulco no siempre fue un área fría como lo es en nuestros días.
Señaló que en el área donde ella investiga se han localizado restos de especies como caballos, camellos y otra fauna pequeña que todavía está en etapa de identificación, pues parece muy extraño saber que en Atlacomulco en algún momento de la historia caminaron camellos.
Apuntó que se está en la fase de consolidación del material localizado, “mil años de estar enterrados requiere mucho cuidado en su recuperación, limpieza, consolidación y clasificación”, advirtió.
Actualmente ella trabaja prácticamente sola en la investigación paleontológica, apoyada por la señora Mago, una asistente local que se dedica a limpiar los huesos con maestría y mucha paciencia, aunque ambas lo hacen por amor, por gusto a la ciencia, porque no hay nadie que les pague por lo que realizan. “En el laboratorio del Instituto solo estamos doña Mago y yo, no me pagan ni viáticos ni nada, yo vengo de corazón, es un trabajo que hacemos de muchísimo cariño”, dijo.
También aclaró que para este tipo de investigación hay material muy avanzado, pero que resulta muy caro, y ellas utilizan solamente lo que tienen a la mano para la recuperación, limpieza y clasificación de las osamentas.
Por último, señaló que ya existe un museo construido en el área de Las Fuentes, en Atlacomulco, pero advirtió que ese proyecto también está trunco porque no hay dinero para desarrollar la museografía para la exhibición del material recuperado, por lo que consideró necesario que las autoridades federales y estatales volteen a este proyecto y lo apoyen, porque además podría representar grandes beneficios para el Estado de México y el país en general, porque hay muchas personas en el mundo que pagarían por conocer a un mamut de millones de años de antigüedad.
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FOTO: Agencia MVT / Crisanta Espinosa