Así es una noche en el campamento Abracemos al Paseo Tollocan. «De aquí nadie nos va a mover», reiteran

Agencia MVT / Con información y gráficas de Arturo Hernández

TOLUCA, México, 22 de Junio del 2017.- Las guardias se cambian cada hora, las asambleas se realizan por lo menos tres veces al día, aunque la conclusión es prácticamente la misma: “De aquí no nos vamos a mover hasta que se cancele el proyecto”.

Son los actividades del campamento permanente Abracemos al Paseo Tollocan, quienes se oponen a la construcción del retorno deprimido que permitiría un acceso directo al centro comercial plaza Galerías Toluca, el cual implicaría derrumbar 145 árboles que, en promedio, tienen 45 años de edad, están sanos y contribuyen de manera importante a mitigar el gasto ambiental que provoca esa que es la principal entrada a la ciudad de Toluca.

Los activistas son decenas, aunque se van cambiando de acuerdo con los horarios de sus escuelas, trabajos y hasta misiones como amas de casa.

“Yo me vengo un rato con mis hijos, por la tarde, pero luego pido que me releven en la noche, porque tengo que llevarlos a cenar y a dormir, y al otro día los llevo a la escuela”, relata María del Carmen, una de varias madres de familia que promueven la defensa de los árboles del Paseo Tollocan.

Las tareas en el campamento se distribuyen lo más equitativamente posible, de acuerdo con las capacidades y conocimientos de quienes ahí participan. Hay que mantener limpio el campamento, recolectar basura, depositarla en bolsas, pero también se prepara café y hasta alimentos para quienes ahí se mantienen.

“Nosotros tenemos muchos qué hacer aquí, de aquí no nos van a mover. Es más fácil que se vaya Eruviel, a que nosotros nos movamos de aquí, porque nuestra misión es defender la naturaleza, y eso no nos cansa”, dice Roberto, otro de los participantes.

Las guardias rotan cada 60 minutos, en grupos de tres en tres. Entonces hay que permanecer en un toldo blanco, donde se instaló una mesa de plástico, la cual está lista para cuando la autoridad desee sentarse a conversar con los inconformes por el proyecto.

En la guardia simplemente hay que estar atentos, hay que verificar que no entren los de la constructora que pretende hacer el retorno deprimido y, mucho menos, que entre maquinaria para derribar los árboles a que se protegen.

Antes del inicio de las guardias se recibió la visita de ciclistas de la Fundación Tláloc, quienes acudieron a expresar su solidaridad con quienes se mantienen en el plantón, e incluso les llevaron algunos víveres y convivieron un rato entonando canciones acompañados de una guitarra acústica.

La madrugada se va rápido, los autos nunca dejan de pasar sobre el Paseo Tollocan, algunos prácticamente se detienen para tocar el claxon y expresar su solidaridad con quienes protegen los árboles. “¡No se rindan!”, grita un hombre de unos 45 años desde una camioneta tipo Suburban, ofrece regresar al día siguiente a acampar.

Al amanecer de este jueves, hubo una práctica de yoga en la que participó la mayoría de mujeres y uno que otro hombre de los que acampan, como una alternativa para mantenerse físicamente activos y cercanos a la naturaleza.

Viernes 19 de Abril del 2024 3:44 am