Eran las 10 am del sábado 27 de enero, Alberto recuerda exacta la hora. Junto con su esposa Britany habían llegado frente a Parisina para instalar su puesto en la banqueta sin saber que serían detenidos en el operativo de la terminal de Toluca
Agencia MVT / Filiberto Ramos
Eran las 10 am del sábado 27 de enero, Alberto recuerda exacta la hora. Junto con su esposa Britany habían llegado frente a Parisina para instalar su puesto en la banqueta.
Miraron algunas patrullas pero no le tomaron importancia porque es común que en esa zona de la terminal de Toluca y a esas horas le apliquen operativos a las maquinitas tragamonedas, señala Alberto.
—Le dije a mi esposa, hay que sacar las cosas y me contestó: —Beto cerraron la bodega, —recuerda Alberto.
Siguieron pensando que era porque los policías aplicaban un operativo en la terminal de Toluca contra las tragamonedas.
Luego ese operativo se tornó contra ellos.
“Tenemos una bodega a la vuelta del puesto, fuimos a sacar unas cosas y fue cuando los policías nos detuvieron», señala el comerciante.
Alberto iba al frente y su esposa detrás. Primero lo detuvieron a él y luego a su esposa.
—Un policía me dijo: a ver tu guey, muéstrame una identificación, pero yo no traía, yo seguí caminando y gritó, a ver agarrenme a ese cabrón—recuerda Alberto.
Al ver que lo detenían su esposa Britany corrió para impedirlo pero también la subieron a una patrulla.
Al ingresar a la Fiscalía los repartieron por grupos: estaban los que fueron detenidos por resistirse y los que habían sido señalados entre el grupo de presuntos extorsionadores. En ese segundo grupo metieron a su esposa Britany, señala Alberto.
«Nos comenzaron a repartir por grupos. A mi me echaron con los de resistencia pero a mi esposa sí la acusaron», reprocha.
A Britay Becerril la instalaron en otra celda, presuntamente acusada por extorsionar a una comerciante de chanclas.
» Yo le voy a ser sincero, sí detuvieron a los que hacían eso (de extorsionar), pero a mi esposa la confundieron con otra señora y tenemos pruebas», aseguró Alberto.
El domingo 28 de enero a Alberto lo dejaron en libertad, pero a su esposa la trasladaron al penal estatal de Santiago y la boletinaron como parte del grupo «Almas Bravas», presuntos extorsionadores en la zona de la terminal, según reza el boletín de la Fiscalía.
«Nosotros somos comerciantes desde hace cuatro años, tenemos un puesto de mochilas y audífonos», aseguró el esposo de Britany.
«Yo tengo testigos, de que mi esposa no tiene nada que ver con ellos (los extorsionadores)», asegura Alberto.
De acuerdo con el testimonio, antes de las 10 de la mañana a Britany presuntamente la detuvieron en flagrancia en la zona del pasillo de la terminal, por presuntamente extorsionar a una comerciante de chanclas. Pero los familiares lo desestiman, pues no concuerdan ni el lugar ni la hora.
A Britany este viernes le realizarán la segunda audiencia y su esposo y familia espera lograr su libertad.
«Mi temor aquí es que si alguien tiene que pagar los platos rotos, dejen adentro a mi esposa», señaló el familiar.
De acuerdo con otros testimonios recabados de quienes fueron detenidos y luego liberados, el operativo ocurrió en diversos puntos de la zona terminal.
Asimismo, la Fiscalía nunca les explicó la razón de su detención, pero las víctimas tenemos acudir a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México para denunciar el actuar de los policías de investigación por temor a represalias.