Se vive con miedo en la zona sur del Edomex

TEJUPILCO, México, 30 de Oct.- Los constantes operativos del Ejército Mexicano, de la Agencia de Seguridad Estatal y la Procuraduría de Justicia del Estado, así como la presencia de grupos del crimen organizado, se ha convertido en una constante para los habitantes de la zona sur del Estado de México, quienes aseguran haberse acostumbrado a vivir con la noticia de desapariciones y la presencia de convoys de camionetas de lujo y hombres armados.\r\nA partir de finales del 2006, los habitantes de municipios como Luvianos, Tlatlaya, Amatepec y Tejupilco, incluso algunas zonas de Valle de Bravo, iniciaron a darse cuenta de la nueva modalidad que tomaban las operaciones de grupos criminales en la entidad, comenzaron a ver de forma regular hombres armados en camionetas de lujo que circulaban por las carreteras de la región sin la menor preocupación.\r\nAsí lo refiere Bernardo Colín Bringas, quien asegura que el miedo les impide decir lo que todo el mundo sabe.\r\n»Desde finales del 2006, más o menos, comenzábamos a ver presencia constante de camionetas de lujo con gente armada. La policía en ese entonces los detenía, pero se arreglaban fácilmente con una lana. Siempre habíamos sabido que se sembraba droga en tierra caliente, pero era un secreto a voces, no era así de descarado», aseguró el habitante de la cabecera municipal de Tejupilco.\r\nFue hasta finales del 2008 cuando las autoridades estatales y federales comenzaron a detectar el sur del estado de México como una zona con alta influencia del crimen organizado, los altos niveles de inseguridad que se presentaban en la región, los homicidios, secuestros y enfrentamientos que se presentaban en la zona comenzaron a llamar la atención de las autoridades en esta región del estado.\r\n»Mire, al inicio todo era más fácil, había seguridad, los propios narcos desaparecían a los ladrones, hubo un tiempo en que casi no se escuchaba de robos, pero después fue peor, empresarios, comerciantes, dueños de terrenos o ranchos comenzaron a desaparecer y luego aparecían como si nada, pero con mucho miedo. Muchas familias se fueron hacia la capital», aseguró el hombre, quien puntualizó que las cosas han empeorado en los últimos años.\r\nDe acuerdo con Bernardo, fue hasta después del 2008 cuando realmente se iniciaron las labores por parte de elementos federales y estatales, lo que ha traído aun más violencia a la región, ya que es a partir del 2010, cuando comienzan las desapariciones de personas, principalmente jóvenes, quienes simplemente dejaban de estar en sus comunidades sin que nadie supiera más de ellos.\r\n»Jóvenes, muchachos de diferentes edades desaparecían, al principio nos alarmamos. Que ya desapareció José, de San Juan; que ahora Miguel, de tal lado; que al joven se lo habían llevado en una camioneta. Pero después ya era todos los días, al inició pensamos que se iban a otro lado, luego ya sabíamos que era La Familia Michoacana», refirió el entrevistado.\r\nLuego de la fuerte presencia de los grupos del crimen vinieron los violentos operativos, lo que empeoró la situación, ya que de acuerdo con este hombre comenzó también el acoso oficial a los habitantes de la región; «también los policías, los militares, uno traía una camioneta, de labor, pero nueva y te detenían. A mi me detuvieron por tres o cuatro horas cuando iba a Bejucos por semilla que me traían de Guerrero. Fue hasta que comprobaron que no iba por droga cuando me dejaron pasar», relató.\r\nSeñaló que ahora ya son pocos los hechos que realmente impactan a los habitantes de esta región, como lo ocurrido en Bejucos hace un par de meses. «Ahora, con lo que pasó en Bejucos, sí tuvimos miedo. Hicieron operativos en varios municipios, hubo enfrentamientos de horas, hasta explosiones, pensábamos que el Ejército se iba a replegar, pero llegaron los camiones grises (La Marina) y los contuvieron. Ustedes ni se enteraron, por eso cerramos las escuelas esos días», aseveró.\r\nLa situación que se presenta en la zona no ha mejorado para sus habitantes en los últimos meses. Bernardo aseguró que ya se acostumbraron al Ejército y a los operativos, pero también a evitar en lo posible las «trockas arregladas» que circulan por esta zona, pues reconoce que saben que no pueden dejar de realizar sus actividades por el miedo. \r\n»Mis nietos no van a dejar de ir a la escuela, yo no puedo dejar de trabajar, quién me va a dar de comer si me quedo en mi casa, tenemos que salir, tenemos que aguantarnos el miedo. A mi me preocupan mi hija, mis nietos, mi viejita, pero hay que chingarse y salir a hacer las cosas todos los días», concluyó.

Miercoles 08 de Mayo del 2024 12:45 pm