Agencia MVT / Mario Vázquez de la Torre.
Calimaya, México a 5 de mayo de 2018.- Desde tiempos inmemorables los habitantes de la Concepción Coatipac realizan la representación de la Batalla del 5 de mayo de 1862, también conocida como la Batalla de las Cumbres entre el Ejército Expedicionario Francés y el Ejército Mexicano; hecho que se convirtió en un fuerte símbolo de la resistencia y del poder de México.
Son las 10:15 de la mañana y se escucha el estruendo de un cañonazo en las angostas calles del Barrio de la Conchita, en cada extremo de la calle, muy cerca de la delegación municipal, se ubican los vecinos que representan a los franceses y a los mexicanos.
Por un lado, vestidos con atuendos de color rojo, algunos con la cara pintada con franjas azules, blancas y rojas y ondeando banderas, están quienes representan al Ejército Expedicionario Francés, comandado en 1862 por Charles Ferdinand de Latrille, pero en esta ocasión lo encabeza Miguel Ángel Gómez que de forma singular llama a ganar la batalla contra los “deudores”, reclamando la propiedad del país.
En el otro extremo de la calle, a unos 100 metros de distancia, se alistan los que representan al ejercito mexicano, portan trajes de color azul marino con vivos blancos, boina y muchas banderas mexicanas; a caballo los encabeza el señor Carlos Rojas Valle que interpreta al General Ignacio Zaragoza.
Ambos bandos tienen cañones de fabricación casera equipados con ruedas para transportarlos, los cargan con pólvora negra y con papel periódico hacen un tapón que compactan fuertemente con un palo, les prenden la mecha y la explosión, que cimbra las paredes y puede escucharse a varias cuadras de distancia, se origina.
Tras varios cañonazos la confrontación entre ambos bandos inicia, los soldados corren a encontrarse, usan palos y machetes, otros, espadas y fusiles para simular una batalla cuerpo a cuerpo, tal y como la historia marca que se registró entre los cerros de Loreto y Guadalupe, en Puebla, el 5 de mayo de 1862.
El señor Roque Córdoba es originario del Barrio de la Concepción Coatipac, nos cuenta que esta festividad empezó desde los tiempos de sus abuelitos, el era un niño de apenas siete años cuando participó por primera vez y ahora sus tres hijos ya forman parte de esta tradicional representación.
“Nunca hemos traicionado nosotros, siempre hemos salido con los mexicanos, mi tío antes representaba a Ignacio Zaragoza y agarramos el ejemplo de él, por tanto, siempre seremos del bando de México, los ganadores”, explicó.
Montado a caballo y gritando a toda voz ¡Viva México!, ¡Viva el 5 de mayo!, ¡Viva el ejercito mexicano!, participa como desde hace 50 años el señor Carlos Rojas Valle, este año como el General Ignacio Zaragoza.
“Esta festividad ya lleva unos noventa y tantos años, incluso ya murieron muchos señores que antes representaron al General Zaragoza y vamos quedando nosotros; para mi es una cosa muy bonita sentir tanto orgullo de México”. comentó.
El general Ignacio Zaragoza el 5 de mayo de 1862 logró dar una batalla excepcional, dejando como saldo histórico más de 500 bajas en las líneas francesas contra apenas unas 100 en las mexicanas.
Acompañando a los soldados mexicanos, a la retaguardia del contingente, participan los alumnos de la escuela primaria Ignacio Zaragoza, visten el uniforme de gala y marchan bajo las indicaciones de sus profesores y al ritmo de la banda de guerra, son testigos de cada momento de la representación histórica.
El ejercito francés es liderado por Miguel Ángel Gómez Estrada y lleva 25 años participando en esta festividad, siempre desde el bando extranjero, asegura nunca los ha traicionado y hará todo lo que esté en sus manos para que sus hijos sigan participando en esta tradicional festividad.
Explica que cada año se ha tratado de mejorar la representación pero lamentablemente cada vez es menos la ayuda por parte del gobierno, todos los gastos, como los trajes, se compran con lo que la misma gente coopera.
“Solo a veces llegamos a recibir algún tipo de apoyo, como cuando son elecciones y cosas así si apoyan, pero siempre es muy poco para todo lo que se necesita para estar mejores formados, mejores vestidos y evitar que esta tradición se extinga”
El profesor e historiador local, Miguel Jaurez Osoyo, explicó que son más de 100 años de tradición que se ha perdido en el tiempo y no se sabe exactamente cuando empezó a realizarse esta representación de la batalla de Puebla en la Concepción Coatipac, pero a base de tradición oral, transmitiendo la historia de los padres a los hijos y asi sucesivamente, se ha mantenido hasta esta fecha.
“Año con año, con el ánimo de los pobladores esto se hace y es fiesta de todo el pueblo, ya sean días de trabajo o inhábiles, todos en el pueblo participamos en el desfile, incluso todos los gastos corren por cuenta del pueblo, antes el ayuntamiento apoyaba con la pólvora y ahora ni eso” aseguró.
Recordó que hace unos 20 años un profesor de la primaria quiso suspender el desfile, “dijo que según por la peligrosidad, y se le amotinaron los personajes del simulacro y la gente del pueblo le fueron a echar montón a la escuela y lo obligaron a sacar el desfile; ahora ya saben los profesores que tienen que venir aunque sea feriado el día”.
En los años 20´s fue cuando la tradición tuvo mayor auge, en la delegación municipal se conserva un cartel fechado en 1929.
Ambos bandos recorren las calles del barrio bajo la mirada de los vecinos que graban cada detalle con sus teléfonos celulares.
Son cinco momentos en que se confrontan los participantes pero la batalla final se da en un campo abierto donde luchan cuerpo a cuerpo e incluso fingen caer heridos o muertos.
La ultima batalla se realiza en la delegación municipal, decenas de estruendosas detonaciones de los cañonazos acompañan la festividad que concluye con el “fusilamiento” de los prisioneros del bando francés al pie del monumento a Ignacio Zaragoza, no sin antes pasar al panteón a gritar ¡vivas! y detonar salvas, como homenaje a los organizadores de antaño, así como a los hombres y mujeres que han participado.
