Staff MVT
TEMASCALCINGO, México, 26 de Mayo.- Los Viejos de Corpus danzaron un año más por las calles de la cabecera municipal de Temascalcingo, como desde siglos atrás lo realizan para solicitar el apoyo de las entidades divinas y los elementos de la naturaleza en el ciclo agrícola que comienza precisamente con esta tradición que para muchos es parte fundamental de sus usos y costumbres.
Desde temprano los Viejos de Corpus fueron llegando a la cabecera municipal de Temascalcingo, provenientes de por lo menos 30 comunidades aledañas, para reunirse, hacer una oración y comenzar a ataviarse con las máscaras elaboradas de pencas y troncos de maguey, fibras naturales y pedazos de tela vieja y cartón, con lo que también confeccionan la vestimenta.
El Xita Corpus es una tradición de origen mazahua, sincretismo de las costumbres prehispánicas de la región norte del Estado de México, donde todo gira en torno a la relación que existe entre el hombre, la naturaleza y el ciclo productivo.
Tomás Filiberto García, cronista municipal de Temascalcingo, apuntó que no hay certeza de cuándo o por qué comenzó la tradición de los Viejos de Corpus, o Xita de Corpus; una versión refiere que el Jueves de Corpus los antiguos hacendados hacían un festejo previo al inicio del ciclo agrícola, en el cual compartían comida y bebida con sus jornaleros, quienes usaban la ropa vieja que los mismos patrones les regalaban para ir a la festividad.
Otra versión indica que desde los tiempos prehispánicos se realizaba una danza común en honor al Dios Tláloc, a quien se pedía agua para las milpas y se le ofrendaba la felicidad que es capaz de generar el baile.
Actualmente la danza de los Viejos de Corpus es una oportunidad importante para que las diferentes comunidades del municipio de Temascalcingo, representadas cada una por una comparsa de entre 10 y 25 danzantes, se reúnan en el centro de la localidad para compartir esperanzas y anhelos de cara a la siembra y posterior cosecha.
Los danzantes recorren las calles y visitan los negocios de la zona donde los propietarios les reparten comida, dulces, fruta, pan, aguas frescas e incluso pulque, porque lo que se busca es que todos estén alegres.
“Lo que queremos es que Dios nos ayude y haya buenas cosechas”, dice Josué Velázquez, un hombre de unos 65 años de edad que dice que toda su vida, desde niño, ha participado en el Xita Corpus, porque eso le enseñaron sus abuelos a sus padres y sus padres a él, como también él tendrá la responsabilidad de hacerlo con sus hijos y nietos.
