Agencia MVT / Alfonso García
Nanacamilpa, Tlaxcala, 27 de julio de 2018.- El fenómeno natural es tan viejo como los bosques. Pero hace escasos años se ha convertido en detonador de turismo local y una práctica ecológica que pretende mantener el equilibrio del ecosistema de los bosques de la zona.
El espectáculo tiene espacio de tres meses al año, entre junio y agosto, acompañado de la época de lluvias, cuando las luciérnagas realizan cada noche su ritual de apareamiento.
Conforme cae la noche, el bosque que se ubica a pocos kilómetros de la cabecera municipal de Nanacamilpa se pinta de luces que envuelven a los visitantes. Pero también el misterio envuelve a este tipo de animal endémico de la región.
“Prácticamente no sabemos nada de ellos, y es mejor aceptar que tenemos poca información al respecto, a proporcionar información errónea”, explica la Maestra en Ciencias por el Instituto de Ecología de la UNAM, Tania Guadalupe López Palafox, quien se dedica al estudio de esta especie.
A cada visitante a estos santuarios se le explica que no debe salir de los senderos señalados y debe guardar silencio para hacer su presencia lo menos perceptible, dada la delicadeza de estos animales. Una de las pocas certezas es que son criaturas que necesitan condiciones muy específicas para desarrollarse y reproducirse al cabo del año de vida que promedian.
Los ejemplares que brillan en la oscuridad son machos buscando apareamiento, pues las hembras han perdido su capacidad de volar, por lo que se encuentran en el suelo, según la información que se tiene y que otras sub especies de luciérnagas comparten.
Otra de las cosas que se sabe es que la población de machos es mayor a la de hembras, por lo que la luminiscencia es un modo de llamar la atención de la pareja potencial.
Con el brillo que cada macho realiza, comienza lo que los lugareños llaman coloquialmente “la danza del amor”.
De tal forma, las hembras emiten una sustancia para aceptar al macho, con lo que se realiza el apareamiento a ras de suelo, razón por la que es importante para el visitante ver por dónde camina.
“Está en pañales la investigación de la luciérnaga de aquí, únicamente hay un trabajo publicado y data de 2012 por el Instituto de Biología de la UNAM”, dice la investigadora al tiempo que sostiene que pronto puede haber avances de los trabajos que han venido haciendo en los bosques tlaxcaltecas, “son cosas que todavía no están publicadas pero estamos próximos a dar a conocer los resultados de estos estudios”.
López Palafox insiste que para que la especie perdure, no se debe sobreexplotar los santuarios, pues existe el riesgo de que las poblaciones se desplacen hacia otros puntos del bosque o mueran por su fragilidad.
Son precisamente las características de estos bosques las que los hacen idóneos para la especie.
“Con las condiciones de humedad y de luz, la época de lluvias es muy adecuada para el apareamiento y el apareamiento es fundamental para la continuidad de la especie”, indica la investigadora.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) Tlaxcala tiene 84 mil 75 hectáreas de superficie forestal ubicadas en cuatro regiones principales, una de ellas Nanacamilpa – Calpulalpan, cuya zona boscosa abarca 4 mil 60 hectáreas de pinos, oyameles y encinos.
A nivel mundial, se conocen más de 2 mil especies de luciérnagas, de las cuales en México hay presencia de 164, de las cuales 84 son endémicas.
Cómo llegar y costos
El santuario de Nanacamilpa se ubica a 155 kilómetros de la ciudad de Toluca, cruzando por la Ciudad de México. La mayoría de las líneas de autotransportes llegan a la localidad tlaxcalteca de Calpulalpan y de ahí hay que desplazarse a la cabecera de Nanacamilpa o bien, hacerlo en automóvil.
Los costos de entrada al santuario son de 180 pesos por adulto y 150 por niño. El lugar cuenta con área para acampar y cabañas, no obstante que hay que reservar previamente, pues en temporada alta suele estar a su máxima capacidad. Una vez llegando a Nanacamilpa, prácticamente en cualquier esquina hay información y tours disponibles.