La sabiduría de Tíbet en el estadio Azul

México, D.F., 11 de Sep.- «Dalai Lama, México te ama» corearon miles de personas que desde temprana hora y a pesar del cielo gris que presagiaba una mañana de lluvia, aplaudieron la llegada del líder espiritual del Pueblo Tibetano al escenario montado en la cancha del Estadio Azul. Con su habitual sencillez y buen humor, Su Santidad apareció ataviado con la inconfundible túnica de colores azafrán con morado, justo en el instante en que comenzó a despejarse el cielo para dejar pasar unos rayitos de sol.\r\n»Sun comes» dijo con una contagiosa sonrisa el también Premio Nobel de la Paz 1989, quien por tercera ocasión realizó una visita oficial en nuestro país, aunque ahora lo hizo sólo como líder espiritual, pues hace apenas unos meses delegó la responsabilidad política del gobierno tibetano en el exilio en hombros más jóvenes y aptos para la titánica tarea de mantener la unidad de su pueblo subyugado por los chinos desde mediados del siglo XX.\r\nEn un país de población mayoritariamente católica, no deja de ser significativo el interés de miles de personas que desde el viernes pasado se dieron cita en todas las actividades de Su Santidad, cuyo nombre puede traducirse como «Océano de Sabiduría». Previo a su llegada al Estadio Azul, las personas distribuidas lo mismo en las zonas de butacas que en la cancha de futbol con absoluto orden y en silencio esperaran pacientemente, a pesar de la tímida brizna que las nubes lanzaron ocasionalmente.\r\nA los prolongados aplausos de bienvenida, mezclados con un solitario caracol que airosamente rememoró el aire prehispánico de la capital mexicana, el Dalai Lama se mantuvo generosamente de pie durante la primera parte de la conferencia «Hallando la felicidad en tiempos difíciles», en la que insistió en la importancia de retornar socialmente a aquellos valores como la solidaridad, la compasión, el amor y el genuino interés por los demás, que ayudan a construir una sociedad mejor.\r\nAntes de la llegada del Dalai Lama, la gris mañana fue amenizada por una artista tibetana que con melodiosa voz interpretó canciones tradicionales de las distintas regiones del país de las nieves eternas, el también denominado «el techo del mundo», cuya sabiduría y espiritualidad se reflejan en sencillos versos que hablan de que cuando una persona ama a otra y esta no le corresponde, lo mejor es actuar con desapego, o de un hermoso lago de aguas sagradas que debe ser respetado, e igualmente de un cisne enamorado de la alta luna.\r\nAtentos, los espectadores siguieron las palabras de Su Santidad por más de dos horas, que a ratos hacía pausas para que el traductor hiciera la exposición en español. En las gradas ondearon las banderas tibetanas que ?según el gobierno de Pekín- no esconden otra cosa más que insurrección y separatismo, así como una enorme manta que dio la vuelta al estadio con la frase «México ama a Tíbet». \r\nEl grito de «Tíbet free» se escuchó en varias ocasiones en distintos puntos de las gradas, a medida que el Dalai Lama hacía énfasis en la importancia de que todos dejemos de actuar de modo individualista y entendamos que el mundo es cada vez más interdependiente y que los problemas globales como el calentamiento del planeta deben ser abordados con un criterio semejante, a fin de resolverlos en beneficio de todos por igual.\r\nTras explicar con todo detenimiento el principio de la «calidez del corazón», en el que de un modo u otro coinciden todas las religiones, el líder del budismo tibetano fustigó a quienes si bien se dicen «creyentes» de algún credo, en la realidad rezan a su dios para que su producción material tenga éxito y con sus actos continúan corrompiendo y agraviando a los demás.\r\nLuego de responder algunas de las preguntas de los asistentes, el Dalai Lama agradeció las muestras de afecto de los mexicanos y tras echar un vistazo a las banderas tibetanas ondeantes proscritas por Pekín, recordó su encuentro con Mao Zedong en 1954, quien afirmó en ese momento que la bandera de Tíbet debería ser puesta al lado de la roja de China. «Así que si un funcionario chino les dijera algo, por favor díganle que el Dalai Lama tiene el permiso de Mao Zedong para utilizar su propia bandera», subrayó.\r\nLa plática concluyó con el llamado del XIV Dalai Lama a promover el desarrollo de los valores morales que han sido descuidados por el progreso material, pues son estos los que permiten a las personas fortalecerse internamente y acceder a una existencia de más felicidad pese a las dificultades, tras lo cual un mariachi subió al escenario para interpretar «Cielito lindo» a modo de despedida, canción coreada espontáneamente en todo el graderío del Estadio Azul, mientras que muchos de los concurrentes agitaban las manos en el aire diciendo «adiós Dalai Lama, gracias por volver a México».

Jueves 25 de Abril del 2024 1:21 am