La noche en que la vida y la muerte se entrelazan

Agencia MVT / José Contreras Contreras

 

TOLUCA, México, 2 de Noviembre.- La madrugada del 2 de Noviembre no es una más, esta huele a copal, a cera quemándose poco a poco, a flores frescas, incluso a comida y alcohol, y es que este día la muerte y la vida se entrelazan en una danza llena de misticismo, tradición, religiosidad y paganismo.

Llegó el Día de Todos los Santos, cuando la arraigada tradición mexicana indica que quieres ya partieron del mundo material regresan, en espíritu, para convivir con quienes les recuerdan todos los días, pero en especial esta fría noche.

El lugar es indistinto, porque lo mismo hay quienes conservan la tradición de velar en el panteón de La Soledad, en la zona urbana de la ciudad de Toluca, que en el apartado y pequeño camposanto de San Mateo Otzacatipan, lo que en realidad importa es la convivencia entre vivos y muertos esta noche de encanto y cariño.

FOTO: Agencia MVT / Mario Vázquez de la Torre
FOTO: Agencia MVT / Mario Vázquez de la Torre

“Nunca nos ha detenido el frío, incluso hoy hace menos que hace un año, cuando sí nos estábamos congelando, pero este frío se quita con un café caliente con piquete, o con el piquete solo”, dijo don Ernesto Velasco Gómez, un hombre de 56 años que como cada año religiosamente acudió al panteón de Otzacatipan a rendir culto a sus muertos.

“Siempre he traído a mis hijos, y ellos a sus hijos, hay que enseñarles, porque cuando uno ya esté aquí, uno desea que vengan a verlo, aunque sea el Día de Muertos, para convivir un poco, para platicar de lo que han hecho, y para que sepan que la familia debe estar unida, a pesar de que el abuelo o el padre ya no esté presente”, agregó.

El panteón de San Mateo Otzacatipan, como muchos en el Estado de México, ya presenta problemas de sobrepoblación. “Es que cada vez somos más, y cuando nos morimos también ocupamos un espacio, y el panteón no crece, pero la cantidad de difuntos sí crece”, reflexiona Tomás Mendieta Sánchez, un hombre de 81 años que cumplió también con la velada de sus antepasados.

FOTO: Agencia MVT / Mario Vázquez de la Torre

Doña Josefina Palacios, de 56 años, explica que la velación tiene sus tiempos, sus momentos que deben respetarse y seguirse al pie de la letra para que los difuntos estén contentos.

“Lo primero es limpiar. Llegamos temprano y barremos, los que tienen monumento de cemento incluso lavan la cripta, también los floreros, luego se seca, se trapea y se deja perfectamente limpio; las tumbas que son de tierra se limpian con pala, se retira la basura, los restos de flores secas, la hojarasca, y luego se vuelve a acomodar la tierra, como si fuera un rectángulo elevado”, precisa.

“Luego viene la decoración, que es cuando colocamos las flores nuevas, hay quienes le ponen coronas o figuras formadas con flores o con papel picado y flores, para que se vea más bonito, y luego colocamos una tela, como si fuera mantel, para colocar encima de la tumba los regalos que le trajimos, que es la comida, la fruta y hasta las bebidas que a él o a ella le gustaban en vida”, señala.

FOTO: Agencia MVT / Mario Vázquez de la Torre

“Ya entrada la noche se reza, decimos oraciones que ya nos sabemos o simplemente le decimos a Dios que bendiga su estancia en el otro mundo, que sane sus pecados, que olvida sus culpas, que les reciba en su reino. Decimos a veces el rosario, porque unos aves marías y padres nuestros nunca están de más”, apuntó.

“Ya finalmente, después de las 12, cuando ya las almas llegaron a este mundo, comienza la convivencia. Hay quienes se reúnen en torno a la tumba para compartir anécdotas que vivimos con quienes ya no están, así los recordamos en vida, cuando estaban con nosotros, porque para nosotros lo importante es mantenerlos presentes en la familia”, concluye.

Ya lo que sigue es compartir el pan y la sal, no importa si los alimentos son muy elaborados, como el arroz rojo y el mole del mismo color, con pollo o hasta con guajolote, si la economía lo permite, todo acompañado con música de grupos de viento, bandas y hasta mariachis que se hacen presentes en esta noche tan especial.

FOTO: Agencia MVT / Mario Vázquez de la Torre

“Tocamos lo que nos pidan, a unos les gustan las canciones que les recuerdan a sus difuntos y otros más nos piden algunas más alegres, para que el difuntito se sienta bien esta noche”, explicó Víctor Camacho, integrante del mariachi Los Alazanes, de Calimaya, que esta noche fueron contratados para tocar una hora en la tumba de una persona a la que visitaron sus amigos y familiares.

Así, entre comida, canciones, música, café, té de canela con su penetrante aroma, y mucha fe, la madrugada va cediendo para que el sol asome sus primeros rayos, al filo de las 06:00 de la mañana de este 2 de Noviembre, con lo que se cierra el ciclo, pues los Santos Difuntos tienen que regresar a su reino y los vivos a sus hogares, porque mañana hay que trabajar.

FOTO: Agencia MVT / Mario Vázquez de la Torre

Viernes 26 de Abril del 2024 11:59 am