Staff MVT\r\n\r\nMETEPEC, México, 15 de Oct.- Con elementos mínimos que lograron simbolizar cosas importantes para el espectador, padre e hijo compartieron escenario en la obra de teatro Almacenados, presentada en el auditorio Sor Juan Inés de la Cruz del Museo del Barro, en donde el público mexiquense los recibió cálidamente.\r\nBajo la dirección de Fernando Bonilla, la historia del español David Desola narró la vida del señor Lino, un empleado que está por jubilarse tras 29 años de trabajo en la empresa Salvaleón, y Nin, un joven que lo sustituirá y que observa la vida que lleva su compañero en el almacén que, se supone, fabrica mástiles y astas.\r\nLa historia tuvo diferentes matices que fueron tocados en todo su esplendor con la intención de crear en el público una reflexión que se transmita a más personas. Uno de los momentos con mayor mensaje para el espectador fue la respuesta de Nin cuando Lino le dijo que no desperdiciara su vida, pues prefirió quedarse en el almacén aunque fuera una pantalla fabricada por la delincuencia.\r\n»Las personas viven la mayor parte de su vida en una rutina en la que sirven los intereses de otros; jóvenes que no tienen trabajo, aún siendo buenos estudiantes, ese es el problema de la humanidad ahorita, la falta de empleo, la enorme cantidad de riqueza en muy pocas manos y esa es la crisis mundial; por ello esta obra es una invitación a la sociedad a ponerse las pilas y a participar», agregó Bonilla.\r\nSobre la participación en espacios culturales como Quimera, el actor mencionó que el teatro no opera como los medios de comunicación masiva, sino que llega directamente a la gente, dijo «por ello la importancia de este fenómeno, no solo del teatro, sino también de la danza y la música, para que la gente no sólo obtenga la comunicación vertical y la propaganda».\r\nEl director, hijo menor de Héctor Bonilla mencionó en entrevista que la obra es universal y con humor atinado da voz a los suprimidos, representados en las hormigas de las que se hablan en la historia.\r\n