Agencia MVT / José Contreras Contreras
TOLUCA, México, 20 de Octubre.- Los expendedores de gasolina se ríen de las “sanciones” que les aplica la Delegación Estatal de la Procuraduría Federal del Consumidor. Basta con un poco de plástico para ocultar los sellos de advertencia que la PROFECO les coloca para advertir a los consumidores que las bombas están alteradas, y ellos pueden seguir vendiendo y perjudicando la economía de la población.
Así ocurre en la Estación de Combustibles identificada con el número 5781, ubicada en la Vialidad Alfredo del Mazo, esquina González Ortega, en la colonia Independencia, de la ciudad de Toluca, donde sus hábiles propietarios decidieron ocultar la sanción de la PROFECO, en lugar de corregir las bombas despachadoras que tienen alteradas para servir menos combustible del que se marca en los contadores.
La gasolinera, que es propiedad de Daniel González, quien perdió como candidato del Partido Revolucionario Institucional a la presidencia municipal de San Mateo Atenco, fue verificada el lunes por personal de la Procuraduría Federal del Consumidor Delegación Valle de Toluca, quienes observaron irregularidades en cuatro bombas.
A cada bomba se le colocó un sello de color amarillo fluorescente con letras negras en el que se advierte sobre las malas prácticas de ese establecimiento, con el objetivo de que los consumidores, al leerlo, piensen mejor y mejor acudan a otra gasolinera a cargar combustible.
Sin embargo, para evitar que se ahuyente a la clientela, los propietarios de la estación simplemente compraron plástico verde, del mismo tono del que están uniformadas las máquinas despachadoras de los concesionarios de Petróleos Mexicanos, y taparon los sellos.
De esta manera evitan el desprestigio ante los consumidores pero no incurren en ninguna falta ante PROFECO, pues lo único que está prohibido es retirar los sellos, arrancarlos, pero la norma no dice nada acerca de cubrirlos.
Pocos son los consumidores que se dan cuenta de esta mala práctica, por lo que llegan, cargan combustible y se van, muy probablemente también afectados en su economía, pues las máquinas despachadoras no han sido calibradas para que den litros completos, por lo que el fraude sigue vigente en contra de los compradores, gracias a un simple plástico verde.
