TOLUCA, México, 16 de Feb.- La Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Autónoma del Estado de México presentó el libro «Acolman», que hace un análisis tecnológico, estructural, sensorial, sobre lo sostenible y paisajístico de este sitio colonial simbólico del Estado de México\r\nLa obra de Marco Mejía López, Horacio Ramírez de Alba y de María Susana Bianconi, aborda multidisciplinariamente, pero principalmente con una perspectiva arquitectónica, el convento que se encuentra en este municipio homónimo del Valle de México.\r\nEn presencia del especialista Carlos Florea Marín, Jorge Eduardo Garcés, el director de la FAD destacó la trascendencia de la generación de obra de análisis e investigación sobre estructuras y monumentos del Estado de México.\r\n Carlos García Marín explicó que Acolman es uno de los monumentos más estudiados en el Estado de México, «un reto en la materia antropológica, por su estilo plateresco apenas identificable por los platos mexicanos de su entrada, con motivos de alimentos de la época».\r\nEn sus detalles, la Cruz de Acolman destaca por su ubicación, afuera del eje de la portada, descubierta por Jorge Enciso en la década de 1920.\r\n»Es el primer convento del Siglo XVI completo que puede restaurarse fácilmente por autoridades en la materia de la UAEM y con fondos de Conaculta y del INAH» propuso, e hizo un llamado a las autoridades universitarias mexiquenses a pugnar por recuperarlo.\r\nEl origen de Acolman es un misterio que podría ser resuelto con base en el estudio de sus estructuras, ya que su concepción responde a un asentamiento prehispánico en donde se ubicó un convento; un sitio de penetración de las nuevas doctrinas religiosas o un lugar que crearía una vía comercial y económica con una función, además de convento, como de hostales.\r\nAcolman, entidad con doble origen etimológico, «Hombre que dobla el Brazo» o «Lugar donde da vuelta el río», se ubica en la zona norte centro del Estado de México y tiene una superficie de apenas 88 kilómetros cuadrados.