Agencia MVT / Erika Karina Salgado
TOLUCA, México, 1 de Noviembre.- El culto a los muertos se generó en la época prehispánica en diversas culturas y en la capital del Estado de México aún sigue vigente, expresada en la tradición de asistir a los panteones por las noches para velar a sus muertos, a los que les llevan cirios, faroles, 
En el panteón de San Francisco, en Cacalomacán, la tradición de velar a los muertos está arraigada desde hace más de 90 años y se ha ido heredando de generación en generación, donde familias completas desde las 18:00 horas se dieron cita para limpiar, colocar cirios, faroles, comida como arroz, mole, tamales, imágenes religiosas alrededor de las tumbas de los difuntos.
Los pobladores realizaron rituales, cantos y rezos toda la noche, para retirarse del lugar hasta el día siguiente, luego de levantan los elementos colocados en las criptas.
En la periferia del panteón se colocaron alrededor de 30 puestos de comida, los cuales ofrecieron a los visitantes antojitos mexicanos, bebidas alcohólicas, café, atole, pan, veladoras, flores, faroles y diversos productos alusivos al Día de Muertos.
Beatriz Nava Magno, vecina de Cacalomacán, dijo que esta es una actividad arraigada desde sus bisabuelos, en la cual año con año asiste acompañada de sus hijos y nietos para venerar a los seres queridos que descansan en el panteón de San Francisco.
Es importante para su familia, ya que a través de ella puede transmitir la cultura mexicana a los pequeños de su familia con la intención de que no se pierda la tradición y sepan la importancia de rendir culto a los seres queridos que ya no están en vida.
«Año con año venimos a quedarnos a velar a nuestros difuntos, haga frío o no, nuestra obligación es rendir culto a los que ya no están en vida, me acompañan mis hijos y nietos porque es una actividad familiar que queremos seguir arraigado a nuestras futuras generaciones y transmitir a los más pequeños de la casa lo que verdaderamente son las tradiciones de nuestro país», comentó.
