TOLUCA, México, 5 de Mayo.- La hipertensión arterial es una de las enfermedades crónicas de mayor prevalencia en México, alrededor del 26.6 por ciento de la población de 20 a 69 años la padece, y cerca del 60 por ciento de los individuos afectados desconoce que la tiene, ya que se trata de un mal silencioso, que no presenta ningún síntoma evidente que indique su aparición.\r\nPor esta razón, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Delegación Estado de México Poniente, a través del Departamento de Educación e Investigación de la Salud, da a conocer los riesgos que conlleva el no tener los cuidados pertinentes cuando se padece hipertensión arterial como las enfermedades cardiovasculares, renales y el riesgo de sufrir de un derrame cerebral.\r\nLa hipertensión arterial es un padecimiento que se caracteriza por el aumento sostenido de la presión sistólica, la diastólica o ambas; entendiendo la primera como la presión que sube durante cada latido del corazón, mientras que la segunda baja entre dos latidos. La mayoría de los adultos jóvenes tienen presión aproximada de 120/80, no obstante, ésta aumenta con la edad hasta llegar incluso a 160/90. \r\nPor ello, es fundamental que se realicen controles periódicos y de padecerla, combinar el tratamiento farmacológico con un estilo de vida más saludable. Aunque la hipertensión arterial no puede ser curada, existen una serie de hábitos que unidos a la acción de los medicamentos antihipertensivos, pueden llegar a controlarla de tal manera que el paciente pueda llevar una vida completamente normal.\r\nLos factores modificables que ayudan a evitar la aparición de la enfermedad son: el control de peso, la actividad física practicada de manera regular; la reducción del consumo de alcohol y tabaco, la ingesta adecuada de potasio y una alimentación equilibrada.\r\nAsí como evitar en exceso los alimentos salados como: betabel, chícharo, acelga, espinaca, bolillo, telera, leguminosas (frijol, haba, lenteja, soya, alubia y garbanzo), leche de soya, consomé, alimentos enlatados, conservas, embutidos (jamón, salchicha, salami, mortadela, longaniza, chorizo), productos secos (cecina, bacalao, chicharrón, charales, sardina) café y refresco.\r\nOtro factor de riesgo para que una persona sea más propensa a padecer esta enfermedad es tener antecedentes de familiares hipertensos, en cuyo caso es indispensable mantener una vigilancia constante sobre la presión arterial.\r\n